Diseñado por Kisho Kurokawa y concluido en 1972, los apartamentos son cápsulas pequeñas, originalmente destinados a los estudiantes japoneses, y estaban equipados con todas las comodidades modernas, tales como refrigeradores, televisores e incluso reproductores de casetes. Con un cuarto de baño del tamaño de un baño de avión, el espacio era sin duda un problema.
Extrañamente, las cápsulas de apariencia espacial fueron construidas en una fábrica, enviadas al lugar del edificio y luego ensambladas a las torres de hormigón de forma individual. Cada cápsula se puede extraer sin afectar a las demás.
Últimamente, la torre cayó en desuso. En 2007, los residentes se quejaron de las condiciones de vida “apretadas” y se creó una preocupación por el uso de asbestos. Hubo una votación para demoler el edificio y sustituirlo por uno más grande, más amplio y más contemporáneo. Sin embargo, hasta ahora, el edificio sigue en pie.
El crítico de arquitectura del New York Times, Nicolai Ouroussoff escribió en contra de la demolición prevista de la Torre Cápsula Nakagin, describiendo su importancia para el mundo de la arquitectura moderna: su existencia se erige también como un poderoso recordatorio de caminos que no deberían ser tomados, por diferentes conjuntos de valores.
SES
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